Paz en la tormenta

Un Rey un día quiso dar un premio, a la persona que pudiera realizar una pintura que representara “la paz”, el premio lo gano un niño, su pintura era de un paisaje de unas montañas, donde llovía fuertemente, a lo lejos se veía una cascada y dentro de ella, se podía divisar un arbusto con un nido y en él un pajarito. Cuando se le pregunto al Rey el porque eligió esta pintura el dijo: - "Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz."

Efectivamente el tener paz no significa que no hay problemas y que todo marcha bien, por lo general a menudo hay problemas en espera de ser solucionados.   Sin embargo, las personas que tenemos a Jesucristo en nuestro corazón, encontramos paz y seguridad en Él, como el pajarito dibujado en la pintura que hizo el niño de esta fabula.

Saulo de Tarso antes de conocer a Jesucristo fue un hombre que carecía de paz, perseguía a la iglesia, torturaba y mataba a los cristianos. Cuando tuvo su encuentro con Jesús, camino a Damasco, este hombre literalmente quedo ciego; Sin embargo, después de encontrarse con el maestro, su vida nunca fue la misma, encontró visión y propósito para su vida. Pablo encontró la paz, y disfrutaba de ella donde quiera que estaba. Por lo tanto no permitía que nada ni nadie se la quitará, el mundo no le dio paz, por lo tanto,  el mundo y las circunstancias no se las pudieron quitar;  prueba de ello, encontramos al apóstol Pablo escribiendo desde la cárcel un gran mensaje de aliento y esperanza a los Filipenses, que en ese momento vivían angustia, desanimo y persecución.
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En Filipenses 4:1-8 encontramos algunos “tips” para mantener la paz en medio de la tormenta:  

• Regocijarse en el Señor siempre
• Ser gentil: no perder la amabilidad hacia los demás
• Por nada estar afanado:  presentar todas mis peticiones delante del Señor, con oración y ruego.
• Ser agradecido
• Todo lo anterior provoca paz: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. V.7
• Pensemos cosas positivas: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. V.8

Jesucristo quiero que vengas y seas el Señor de mi corazón, que seas tu el que dirija mi vida en todo tiempo y circunstancia. Deseo disfrutar del gozo y la paz que sobrepasa mi entendimiento. Amén

- ALICIA MOLINA