Una de las estrategias de los luchadores es conocer el lado débil del opositor, “el diablo” encontró el lado débil de Dios, “su amor hacia la humanidad”.
Debido a ello ataca a las personas en las finanzas, la familia, salud, trabajo entre otros. Trayendo inestabilidad emocional, espiritual, física, provocando duda e incertidumbre acerca de su Dios. El enemigo sabe que somos la niña de los ojos de Dios (Deut.32:10), y lo que quiere es causar ceguera en el corazón del hombre y traer “dolor” en corazón de Dios. Lo que debemos comprender es que en esta batalla el que está en medio es el ser humano, y por eso no debemos de apartar nuestra mirada de Dios, teniendo la confianza de que El Hará, y esperar en el tiempo de Dios, orando, intercediendo para que sea restaurada nuestra fe, y mantenernos firmes. De esta forma no abriremos puertas infernales que le dan derecho al enemigo de “atormentar” a Dios, a causa de nuestras malas decisiones, por el libre albedrío del cual gozamos. Además, esta guerra es espiritual y solo con la ayuda del Padre, Hijo y Espíritu Santo la podemos ganar, por eso el Señor nos dice: 2 crónicas 20:15 Dijo: «¡Escuchen habitantes de Judá y de Jerusalén! ¡Escuche, rey Josafat! Esto dice el Señor: “¡No tengan miedo! No se desalienten por este poderoso ejército, porque la batalla no es de ustedes sino de Dios» Entonces ya ubicados que Dios pelea por nosotros, lo que tenemos que hacer es empoderarnos de su palabra, alabarle y en oración, agradecerle porque él es Dios Inmutable, y profetizar al enemigo su derrota, como le dijo Dios a Ezequiel (Ezequiel 39) “…Tú pues hijo de hombre, profetiza al enemigo…”
- ALICIA MOLINA
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“Y Todo lo que hacéis, sea de palabra o, de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” Colosenses 3:17
En algún momento en tu vida, has pensado ¿Qué lo que haces, no es valorado ni reconocido en tu casa, trabajo, iglesia o comunidad, y deseas salir corriendo y dejar todo tirado? Si tu respuesta ha sido si, este devocional es para ti. El enemigo quiere que perdamos la visión de las promesas de Dios para nuestra vida, es por lo que envía pensamientos de desanimo y confusión en nuestra mente. En el momento que estos pensamientos llegan, debemos de preguntar ¿para quién lo hago? Y ¿A quién quiero agradar? Si tu respuesta es para ellos; siempre vivirás en este conflicto emocional, y estarás como la canción “a veces si a veces no”. Si tu respuesta es lo hago para Dios y a él quiero agradar, ya has tenido tu recompensa, porque te has ubicado en la línea del servicio a Dios y los demás y con ello Dios te dará el gozo y animo suficiente para que todo lo que hagas le honre a Él. Creo que esta es una de las razones por las cual el apóstol Juan en su tercera carta, deja nombres de personas que merecen un reconocimiento y buenos deseos, porque no dejaron de creer que lo que hacían lo hacían para Dios, y también muestra la mala actitud de una persona que se le olvido ¿para quién lo hacía? y se quiso engrandecer y agradar asimismo, antes que a Dios.
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AutorEQUIPO PASTORAL, MINISTERIOS COSECHA INTERNACIONAL Archivos
Marzo 2021
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