Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.
Leer el Salmo 121:1-7 Según el “Libro de Los himnos y oraciones de Israel”, este Salmo fue hecho para que las personas que iban en su peregrinaje a Jerusalén, tuvieran la confianza absoluta en que Dios les guardaría por los caminos difíciles que iban a recorrer durante el viaje, esa misma seguridad nos ofrece Dios en nuestro recorrido a los creyentes que vamos a la Jerusalén celestial. Los problemas o adversidades siempre llegarán siendo creyentes, la diferencia es que nos apropiamos de las promesas del Señor, para hacer de nuestro peregrinaje en esta tierra un crecimiento en nuestra fe en Jesucristo. Apoyándonos en que el hizo los cielos y la tierra, por lo tanto, tendrá cuidado y control de lo que nos acontezca. El Señor es nuestro guardador, mejor que el INS o cualquier aseguradora, en él hay cobertura total, en donde quiera que vayamos. Puedo dormir confiada (o), porque me dará la victoria aún en los sueños. Por lo tanto, la angustia, la tristeza, la pobreza, la amargura, la soledad la injusticia el enojo, no pueden ser mi almohada, donde reposo mi cabeza, mi cabeza la debo reposar en las promesas del Dios vivo y confiar en ellas porque, no dará mi pie al resbaladero, ni se duerme quien guarda a: (tu nombre). “Jehová me guardará de todo mal, el guardará mi alma”. Si estamos pasando un desierto, un valle, una montaña, un río o un abismo, Jesucristo está con nosotros, guardando nuestra salida y nuestra entrada desde ahora y para siempre. Cada día tengo promesas de Dios, el está dispuesto a cumplirlas, yo debo de conectarme con el Espíritu Santo para tomar esas promesas y echarlas andar en mi vida y los que amo. ¡Gracias Dios! por darme tu cobertura Total, a mi vida mi familia en el nombre de Jesús Amen. - ALICIA MOLINA
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“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador…” Isaías 43:2
Hace unos años experimente el no tocar fondo en una piscina y como dice Eugenio Derbez: “Fue horrible”, sentía que me ahogaba. En mi desesperación pataleaba, y buscaba a la persona que estaba a mi lado para aferrarme a ella y me salvara, pero lo que ésta hacía era empujarme hacia afuera, porque lo que estaba provocando era “llevármelo en banda” ahogándole conmigo. Unas personas que estaban fuera de la piscina se tiraron al rescate y gracias a Dios estoy contando esta historia para rescatar lo siguiente en algunas situaciones que se me presentan en la vida:
Las crisis nos ayudan a conocernos, Dios las permite con propósito, de que conozcamos nuestra condición humana y espiritual, también las usa, para que tengamos memoria de El y su palabra, de que si paso por las aguas no me ahogaré, si paso por el fuego no me quemaré, porque “mi” Dios llegará al rescate. Creamos que cualquier situación que ahora nos aqueja, y que nos haga sentir que no podemos más, está sacando lo que somos, pero también en quien nos podemos apoyar para salir adelante ¡nuestro Dios! Si le buscamos y nos tiramos literalmente de su cuello, el no se ahogará, porque Él te sostiene a ti y a las aguas que te ahogan, el Dios de nuestra esperanza tiene el poder para calmar las aguas y mostrarnos la salida. Jesús, necesito que tu palabra se haga viva en mi vida en todo tiempo. Gracias por cuidarme. Te amo. - ALICIA MOLINA |
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AutorEQUIPO PASTORAL, MINISTERIOS COSECHA INTERNACIONAL Archivos
Marzo 2021
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