LIMPIANDO LA PLATA

 “Quita las escorias de la plata, Y saldrá alhaja al fundidor. Aparta al impío de la presencia del rey, Y su trono se afirmará en justicia.” Proverbios 25:4-5

La escoria es una sustancia vítrea que flota en el crisol de los hornos de fundir metales, formada por las impurezas que contienen, esta escoria está presente en los metales que son extraídos de las minas. La escoria quita la pureza de los metales impidiendo que sean aprovechados al máximo.

Para limpiar los metales y producir una joya reluciente, el fundidor tiene que someter el metal a temperatura muy alta, para derretir toda la materia extraída de la mina, entre más fuego, las impurezas se van observando y así se podrán separar del metal toda la escoria.

Cuando ya no aparece más escoria y él fundidor puede ver su rostro reflejado en el metal, entonces sabe que la plata sufrió su transformación.
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El contexto de este versículo es que el rey para gobernar con justicia es necesario quitar la escoria que le rodea; refiriéndose a quitar personas impías que le rodean.
Sin embargo, este versículo también podríamos aplicarlo a nuestras vidas y por un momento pensar que nosotros somos la plata y que estábamos adheridos a una roca en una mina, un lugar de oscuridad y que ocultaba nuestro brillo,  al caer  en manos del fundidor (Dios)  este ve nuestro valor, una joya reluciente,  entonces empieza a someternos en un proceso purificador, con el fuego del Espíritu Santo, donde con mucha  paciencia y dolor la escoria se va removiendo, esto es cuando pasamos por el fuego, a través de las consecuencias del pecado, o de pruebas, situaciones y momentos difíciles en nuestra vida, lo que se espera después de este proceso es que haya una transformación de cada uno de nosotros, hasta que el rostro de Dios (fundidor) se vea reflejado en nuestras vidas. 

Oración: Padre te pido que tu fuego purificador me limpie de toda escoria, y que en este proceso este a la espera de que tu rostro se refleje en mí.  En el nombre de Jesús. Amén. -
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