La carcoma de los huesos

El corazón apacible es vida de la carne; Mas la envidia es carcoma de los huesos. Prov. 14:30

Existe una fábula “La serpiente y la luciérnaga”, donde una serpiente empieza a perseguir a una luciérnaga para comérsela, durante días estuvo detrás de ellas, hasta que la luciérnaga intrigada se detiene y le pregunta: -¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?-  La serpiente le dice cortante: -No-, nuevamente la luciérnaga le pregunta: - ¿Te hice algún mal?- No-, responde la serpiente. La luciérnaga entonces le pregunta: - ¿por qué quieres acabar conmigo? - Su respuesta fue: -Porque no soporto verte brillar”-.
Algunas personas dicen tener envidia de la buena, la verdad es que nunca la envidia es buena, porque la envidia es el deseo que nace en tu interior queriendo tener la posición, vida, familia, puesto de trabajo etc. de alguna persona en específico, causando dolor y tristeza tanto al que lo practica como a la víctima. La envidia no llega sola tiene varias amistades como lo son: hipocresía, celos, contienda, división, rivalidad, enojo ira, enfermedad y muerte. 

En Proverbios se le compara con carcoma, insecto similar al escarabajo que excava en la madera seca de la cual se alimenta, al golpear la madera con sus mandíbulas produce un ruido a veces perceptible que le sirve para encontrar pareja y aparearse. Eso hace la envidia en ti y en mi cuando dejamos que entre en nuestra vida, excava come y llega hasta los huesos, además atrae a otros envidiosos para multiplicarse y extenderse.  

A continuación, varios “tips” para liberarte de la carcoma:

1. Ser sincero contigo mismo y aceptar que lo padeces.
2. Pedirle al Señor que te perdone, limpie y sane.
3. Ser agradecido y mostrar satisfacción con lo que tienes.
4. No dejar de leer y poner en práctica la palabra de Dios “…penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”, Hebreros 4:12.
5. Acciona tu fe y activa tu dominio propio.
6. Lleva cautivo todo pensamiento de envidia a la obediencia de Cristo.

Si quieres saber qué paso con la luciérnaga déjamelo saber y en otro devocional estaré compartiendo “tips” para ti.

Oración: Padre celestial, no quiero ser presa de la envidia, te pido ser una persona agradecida y que haya contentamiento en mi alma con todo lo que tú me has provisto, en el nombre de Jesús.

-  ALICIA MOLINA